"No ponga la mano que lo muerde el marrano"
La calle lo cogió a manzalba, bazuquiado.
Tres días sin dormir fueron suficientes para despertar todos los demonios del lugar, los de él y los de Jairo.
La pega a Jairo le ofrecía muchas vivencias pero pocos recuerdos.
La calle acorrala, reta.
La calle paga con la misma moneda jairito.
En la calle solo hay una ley: la del cuchillo.
¡No meta la mano que lo muerde el marrano!