Barrio viejo #CuentoCorto
[Puede encontrarse en la versión impresa del fanzine Escombros 2018]
Decide visitarlos después de media vida de no verlos. Llega fácil por la 66. Pasa la Don Bosco hasta la 95, la recordaba, ¡La 95! Había escalado muchas veces por allí con unos cuantos cuadernos colgados a sus hombros. Empieza amarrando el sudor con la mano izquierda, empieza escalando con su pie derecho. Escala, amarra, escala, amarra... Al llegar al colegio El Rosal gira, camina unas cuantas cuadras y sigue subiendo. Arriba, mucho más arriba, se le acerca un tipejo cualquiera, tan escuálido que se escurría en su existencia.
-—¡Usted no es de por acá mono!– le dice separando sus labios hacia los lados mientras habla.
—Solía serlo– le responde el susurrado.
—¡Bueno, y entonces pues que lo vi!– alega el flaco elevando sus cejas y su cabeza en un segundo.
—No solo estudié para salir de este mierdero donde ustedes cagan, me fui también para saber que puedo entrar y salir de este puto mierdero cuando se me dé ¡LA REPUTA GANA!– le dice olvidando todo lo que aprendió 20 años atrás escalando y amarrando.
¡Clak! Sonido irremplazable, cambia de sueño el susurrado y sueña con ver a sus padres de nuevo, y sueña, y sueña, y de pronto no sueña más.