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Epistolar: ¿El Tiempo está perdido?

Y el tiempo decidió no trabajar más,

se retiró de los relojes “cu-cú”,

de los finos relojes suizos que les servían con alta clase a los franceses,

de los paraderos de buses alemanes que marcaban a la perfección un record de llegadas a tiempo al trabajo,

de los vistosos relojes norteamericanos que les hacían creer que tenían un mejor tiempo que el resto del planeta,

y de los comunes relojes chinos que les servían a los colombianos para ver la hora... cuando se acordaban de verla.

Aburrió las bonitas fotos londinenses frente al big-ben.

Y por un momento, que desde ese momento, fue cualquier momento… los corredores de bolsa de Wall Street vieron a sus familias sin correr.

El tiempo se perdió, nadie lo ha podido hallar. Los dirigentes del mundo -los medios de comunicación y las multinacionales- ofrecen recompensa por él, no pueden permitirse que las personas trabajen a cualquier hora, y mucho menos después de amarse con sus seres. Las grandes agencias de seguridad del mundo lo buscan inventando evidencias, pues fueron borradas por el viento... o el mismo tiempo.

¿Te acuerdas esa vez que te vi parada en el balcón con tu aire de perfección?... Fue allí cuando miré tu figura, me exalté, me emocioné y del susto tan jijueputa guardé el Tiempo en el bolsillo de mi pantalón azul que desde entonces guardo colgado en un gancho de madera en el rincón del ropero de sapán. No quiero excusarme pero la verdad es que el Tiempo era infeliz en su trabajo. PD: Por todo esto no adjunto remitente, ni dirección, hasta el momento no hay pistas de quien lo tiene, y no quiero crear la primera. Deposito mi integridad y la del feliz jubilado en tu infinita inteligencia.

E.S.M.

U-N-E.

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